viernes, 8 de agosto de 2014

En dudas con un hombre que duda

QUERIDA ANA, Parece que las mujeres no aprendemos nunca, o al menos yo. Esta es la cuarta vez que te escribo hablándote de una ruptura. Tengo 33 años y sigo sin encontrar a ese hombre con el que formar una familia (aunque suene anticuado) y tener hijos. Cada día tengo más claro que eso es lo que quiero, y al mismo tiempo, cada vez parece más difícil de lograr. Ayer noche mi pareja y yo terminamos después de año y dos meses. Él es un hombre con éxito en su trabajo, gana bien y tiene fama en su entorno laboral. Tiene diez años más que yo. Está separado desde hace dos años y medio y este mes recibía ya la sentencia de divorcio. Tiene un niño pequeño de seis años. El problema es que su ex le puso los cuernos durante un año y lo dejó por ese otro con el que vive feliz desde entonces y con el que su hijo comparte su tiempo. Un hombre además con más dinero y más éxito que él. Esta ruptura y abandono no lo ha superado, le guarda un odio terrible a su ex y ansias de venganza. Y esto, afectó de pleno a nuestra relación y sobre todo a su ego. Al principio empezó con mucha fuerza, estaba muy pendiente de mí, me llamaba y nos íbamos de viaje, me invitaba a cenar, me presentó a sus padres, hermanos y amigos y lo más importante, a su hijo con el que compartí muchos ratos…Siempre asumí que nos veríamos poco porque por su trabajo no tenía apenas tiempo libre y veía a su hijo fin de semana sí fin de semana no. Además ocupó su tiempo con mil actividades para no pensar, asociación de padres de no sé qué, actividades de su hijo en el colegio, etc… Con el tiempo yo pedí más atención. Vivíamos a una hora y media de coche el uno del otro, y él sólo me enviaba un par de wasaps al día y me llamaba una vez por semana. Como mucho nos veíamos dos fines de semana al mes, salvo cuando compartíamos días en vacaciones. Me pidió varias veces que viviera con él pero no admitía que yo criticara su manera de educar a su hijo (en el que centraba toda su atención dándole caprichos y que se celaba de mí) cada día con una pataleta de niño mimado diferente. En cuanto yo pedía más, él más inseguro se mostraba, que si no estaba preparado para dar más, para comprometerse, para lo que yo le pedía que fuera como pareja. En su agenda diaria yo era lo último, primero estaba él, luego su hijo y luego su trabajo, sus actividades y ya después de todo eso, el tiempo que le sobraba era para mí. Pedí plaza en mi trabajo para acercarme a su ciudad con la idea de vivir con él e ir o venir o que estuviéramos más cerca el uno del otro. Esta fue una decisión consensuada entre los dos. Y justo Ana cuando llevo en esta ciudad nueva sólo dos meses y medio, sin familia y amigos, completamente sola, las discusiones han ido aumentando hasta llegar a esto. Le di tiempo para pensar, que me pidió, dos meses no consecutivos, tiempo de ese que tú dices que no les demos, para que se implicara más, para que me dedicara más atención y cariño, para que pensara lo que quería hacer. Era frío, nunca me decía que me echaba de menos. Admitió no haberse enamorado nunca aunque sí cree que me quiso alguna vez. Finalmente ayer después de un mes de silencio que yo le impuse para no sufrir, en el que se suponía iba a intentar arreglar su vida, me dijo por teléfono sin ni siquiera verme la cara...que no tenía tiempo para una relación de pareja ni conmigo ni con nadie puesto que no iba a renunciar a pasar todo el tiempo con su hijo ni a ninguna de sus actividades. Y encima que el problema era que discutíamos mucho. Ja. Claro, discutíamos cuando yo empecé a protestar porque no me sentía atendida. Antes todo era miel y rosas. Y así me encuentro, habiéndolo dado todo por él, incluso mudarme dejando atrás amigos, piso y familia y entregándole un amor incondicional puesto que yo siempre estuve cuando me necesitó. Y en cambio él no estuvo por ejemplo en la mudanza al completo porque su hijo tenía una fiesta a la que no podía llevarle otra persona. Tuvieron que venir amigos míos de lejos a ayudarme con los muebles. Mi error querida Ana, creo que fue no haberme marchado antes y haberle dejado yo, cuando por ejemplo me escondió de la familia de su exmujer para que no lo vieran rehaciendo su vida, y no me dejó acompañarle a recoger a su hijo al colegio por si estaban sus abuelos. Un hombre egoísta, traumatizado, inmaduro emocional y que no cuida a su pareja. Me vendió que quería una pareja, tener hijos y rehacer una familia y veo que no superó su divorcio después de casi tres años. Por eso digo que no aprendemos a decir que no y seguimos conformándonos con lo que no debemos. Ana, ¿qué piensas de mi historia? ¿qué hago yo a partir de ahora? Me siento una tirita en la trayectoria de su vida y que probablemente otra lo encontrará feliz y recuperado de su ruptura mientras a mí me ha destrozado por el camino. Gracias como siempre por escucharme, Un beso, Guixa


Creo que lo amas mas de lo que el te ama a ti .
Que es tiempo de no hacer mas nada a ver que hace el .
besos
Ana

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